Parecía que el vídeo iba a engullir la fotografía, pero lo cierto es que con la llegada de la digitalización la fotografía está viviendo una segunda juventud. Y no sólo en el ámbito doméstico, con cámaras cada vez más sencillas de manejar y de mayor calidad, sino también en el ámbito profesional, ya que el aumento de la calidad ha contribuido a que cada vez más personas decidan pasar por un estudio fotográfico para realizarse una sesión de fotos que quedará para el recuerdo.
Y en estas sesiones, cada vez más habituales (y ya no sólo para bodas, bautizos y comuniones), adquiere una gran importancia la confianza que depositemos en el fotógrafo. Tanto por conocerlo (aspecto que nos dará más tranquilidad y soltura ante el objetivo), como por la confianza que él mismo sea capaz de transmitirnos en los primeros instantes de la sesión. Un valor fundamental para que los protagonistas de la sesión se sientan cómodos y den lo mejor de sí ante la cámara.
Una confianza que además, cuando se trata de los más peques de la casa, tiene que acompañarse de una infinita paciencia. No puede haber prisas. Ni ganas de terminar. Sólo una gran atención para captar esos pequeños momentos que marcan la diferencia entre una sesión desastrosa y la sesión de un profesional de la fotografía de confianza.
Os invitamos a visitar nuestras galerías fotográficas de estudio. Sin prisas. Con confianza.