La fotografía de boda ha vivido diferentes momentos a los largo de la historia y, con ellos, también ha evolucionado el fotógrafo profesional dedicado a este tipo de trabajos. Reinventarse o morir. Para ser un buen fotógrafo profesional hay que estar al tanto de las nuevas tendencias, sin olvidar, por supuesto, el deseo de quienes le contratan.
En los últimos años estamos viviendo ciertos cambios alrededor de la fotografía de boda. Fundamentalmente son cambios protagonizados por las nuevas tecnologías: mejores cámaras, programas informáticos para retocar imágenes, móviles de calidad y redes sociales han cambiado el escenario de la fotografía de boda.
1. Espontaneidad
Cada vez son más las parejas que prefieren fotografías espontáneas para recordar el día de su boda. Pese a que siguen sin renunciar completamente a los posados, las instantáneas improvisadas que captan emociones, sentimientos, tienen cada vez más peso en los reportajes fotográficos de bodas. Atrás quedaron las aburridas fotografías de boda de los años 70 y 80 con poses tiesas y serias. Moda o no, no debemos olvidar que para conseguir este tipo de fotografías es necesario tener una gran complicidad con el fotógrafo, que éste sea capaz de estar y a la vez de ser invisible para los protagonistas, así como profesionalidad y un buen equipo de trabajo. No hay mejor receta para conseguir cocinar un reportaje en el que prime la naturalidad, la originalidad.
2. Móviles
¿Quién no tiene un smartphone? Es raro no encontrar en una boda gente dispuesta a sacar una fotografía con su teléfono. La fotografía móvil se ha convertido es un miembro más de la fotografía social, especialmente en acontecimientos de este tipo. Desde la fotografía oscura sacada en el baile hasta la fotografía «currada» con filtros de Instagram, el abanico de imágenes que encontramos en una boda es de lo más amplio y variopinto. Tal es el auge de la fotografía móvil que incluso ya hay un fotógrafo profesional que se ha atrevido a realizar un reportaje de boda completo utilizando únicamente la cámara de un iPhone 4. Pese al éxito de la fotografía móvil, de momento parece que queda mucho tiempo hasta conseguir que trabajos así sean de verdad competidores del realizado por un buen equipo fotográfico.
3. Redes Sociales
Es abrumadora la incursión de las redes sociales en nuestro día a día. Tanto es así que en eventos como éstos, redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram se han convertido en un auténtico panel en el que ir colgando poco a poco las imágenes tomadas por amigos y familiares. De esta forma, tanto novios como invitados disponen de un punto de unión en el que compartir instantáneas, anécdotas y dedicatorias. Incluso, muchos novios crean un hashtag para unir las imágenes de su boda en un mismo hilo que luego les servirán, incluso, para crear un álbum de fotos alternativo al del fotógrafo profesional que lejos de sustituirlo, lo complementa. Se busca la diversión.
4. Retoque fotográfico
Son muchos los programas informáticos de los que el fotógrafo profesional puede servirse, todos conocemos Photoshop, por ejemplo. Y no sólo son una estupenda herramienta para retocar (algo impensable hace no tantos años) sino también para crear atrevidos o divertidos montajes. Este tipo de recursos dan lugar a álbumes mucho más divertidos, frescos y personales.