Fotografía fallera: un apasionante micromundo

Fallera de paseo en Barca por la Albufera
Fallera de paseo en Barca por la Albufera

Las Fallas de Valencia emergen cada año con toda su fuerza y esplendor, transformando las calles de sus ciudades y pueblos en escenarios vivos donde el homenaje, la sátira y el humor se dan cita para deleite de sus gentes. Y, por supuesto, de sus visitantes. Resurge un apasionante micromundo en el que no puede faltar la fotografía fallera como parte inherente a él. Profesionalidad y perdurabilidad son dos de los muchos motivos por los que es recomendable elegir una sesión fotográfica profesional que inmortalice un momento tan significativo.

Más que una fiesta

¿Son las Fallas de Valencia una «simple» fiesta? Nada más lejos de la realidad. Para su celebración es necesaria la colaboración de muchísimos profesionales. Cada año, peluqueros, maquilladores, modistas, floristas, artistas o fotógrafos, entre otros, trabajan sin descanso para que el micromundo fallero resurja más bello, si cabe, que en su edición anterior.

En este contexto, hay que destacar que son muchas las familias que, por ende, gracias a esa semana de locura (y alboroto) pueden vivir el resto del año. La economía que es capaz de mover esta tradicional fiesta supone un enorme valor para la provincia. En este sentido la fotografía profesional goza durante las Fallas de intensas jornadas de trabajo. Sin duda, la fotografía fallera vive su momento álgido del año.

El valor de la profesionalidad

En los últimos tiempos han proliferado innumerables pseudo-profesionales que ofrecen fotografía fallera a precios irrisorios. La calidad de dichas imágenes distan mucho de la que un fotógrafo profesional, y con experiencia en este tipo de imágenes, puede ofrecer.

Y es que, quizás en España se echa de menos cierta cultura del valor de la profesionalidad. El intrusismo es el pan nuestro de cada día en cientos de ocupaciones, desde el electricista al periodista todos se enfrentan a un competidor desleal. Y no solo los profesionales son los perjudicados de esta situación, sino que son los mismos contratantes los que terminan pagando doblemente por tener que buscar finalmente ese profesional del que huían.

Llegados a este punto puede que pienses: «Claro, tú lo que quieres es vender fotos”. Por supuesto. ¿Acaso  no hay que cobrar por el trabajo? Al igual que el conductor del autobús, el panadero o el policía, el fotógrafo también quiere recibir un salario por su trabajo. Es lo justo, ¿no os parece? Además, si analizamos el gasto global que supone para una fallera/o vestirse (traje, manteletas, aderezos, zapatos, peinados y maquillajes), tan solo un 5% de lo que supone todo eso es lo que cuesta realmente tener un reportaje fotográfico de calidad, el único documento que la fallera/o podrá disfrutar pasados 10, 20, 30 años.

Cuando el tiempo pasa lo que queda del ayer está en las fotos y, por supuesto, en los recuerdos de nuestra mente, pero (de momento) el recuerdo mental visual no es transferible por lo tanto lo único que podremos mostrar en el futuro serán las imágenes de la sesión de fotografía fallera.

Son muchas las personas que, afortunadamente, siguen confiando en el valor de la profesionalidad. Es el caso de Silvia, fallera valenciana a la que tuvimos ocasión de realizar este precioso reportaje de fotografía fallera. 

¿Qué os parecen las imágenes? Nosotros disfrutamos muchísimo con este trabajo. Esperamos que os guste.

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