
El sociólogo y fotógrafo estadounidense Lewis Hine dijo una vez que, con respecto a lo que sus ojos contemplaban en los lugares que visitaba, “si pudiera contarlo con palabras, no me sería necesario cargar con una cámara”. Así es, hay espacios recónditos, inimaginables, increíbles que se muestran mil veces mejor a través de una fotografía, que mediante las palabras. Pero esta semana en Fotógrafos Pardo vamos a hacer un esfuerzo por combinar estas dos modalidades tan útiles y acercar a nuestros lectores algunos de esos lugares que jamás te podrías imaginar encontrarte, al menos en este planeta.
Y es que el mundo es un lugar maravilloso, a pesar de que nos empeñemos en destruirlo. La naturaleza misma ha sido la encargada de moldear las formas que, combinadas con una iluminación – natural también – adecuada, dan como resultado imágenes como las que os traemos. Eso sí, no les quitamos ni un ápice de mérito a los fotógrafos que han conseguido capturar el mejor instante, y desde el mejor ángulo, de estos rincones recónditos de nuestro entorno natural – y, en algunos casos, echándole un pulso al vértigo.
Relieves Danxia de Zhangye en Gansu (China)

Parece increíble, pero este arcoíris de colores como manto de montañas rocosas tiene lugar en China. Se debe a la piedra arenisca roja en conjunción con los depósitos minerales que se fueron colocando hace más de 24 millones de años. Como los clásicos frascos que rellenábamos de arena de colores en la infancia, estas formaciones Daxia relucen más sobre todo después de haber llovido e incluye profundos acantilados, afilados picos y cuevas erosionadas, entre otros.
Gran agujero azul de Belice

Esta maravilla acuática cubierta de agua cristalina, que Jacques Cousteau hizo famosa, es un pozo submarino frente a las costas de Belice, donde se dan cita miles de buceadores al año en sus 407 metros de profundidad, en el centro del arrecife Lighthouse. Se formó como un sistema de cuevas de piedra caliza durante el último período glacial, cuando los niveles del mar eran mucho más bajos. Una vez comenzó a subir de nuevo, las cuevas se inundaron y el techo se derrumbó, dando origen a la forma actual.
Cuevas de hielo Mendenhall en Alaska (Estados Unidos)

Estas cuevas se encuentran debajo del glaciar de Mendenhall, a 20 kilómetros del centro de Juneau, en el estado de Alaska, y se puede notar cómo se va derritiendo el suelo por efecto del propio peso del visitante en cada paso que se da. La visión del glaciar es asombrosa, ya que se cubre de hielo azul que, con la luz solar que entra por sus ranuras, ofrece una gran fotografía que lo asemeja con una pecera natural.
Mar de las Estrellas en la isla de Vaadhoo (Maldivas)

Y regresamos a la costa. En este caso a la isla Maldiva de Vaadhoo, donde se produce un acontecimiento cada noche, denominado Mar de las Estrellas, que impacta a la par que fascina. Lo que puede parecer un reflejo de las estrellas que cubren el firmamento con una luz que recuerda a las semillas del Árbol de las Almas que centra el argumento de la película Avatar, esa bioluminiscencia en el agua es en realidad el efecto que producen unos microbios marinos llamados fitoplancton y que cobra su mayor belleza cuando se posan sobre la arena de la playa.
Trolltunga en Oslo (Noruega)

Vértigo y más vértigo es lo que transmite esta imagen a través de las peripecias de su arriesgado gimnasta, pero cuando se combina con el paisaje que se percibe en segundo plano, la fotografía cobra un cáliz espectacular. El intrépido deportista realiza sus ejercicios sobre Trolltunga – en noruego “lengua del troll”– , un pedazo de roca que se suspende de la montaña a unos 700 metros de altura en el aire sobre el lago Ringedalsvatnet en Oslo, Noruega.
Playa de Whitehaven, en la isla de Whitsunday (Australia)

Esta playa es conocida por sus hermosas arenas blancas, que se cree que han sido llevadas allí a través de las corrientes marinas durante millones de años. Su arena, cuya luminosidad proviene del óxido de silicio, es muy fina y no retiene el calor, por lo que es agradable para un paseo yendo descalzo/a por la orilla. Como curiosidad – fuera de su indiscutible belleza – cabe destacar que esta arena, por su contenido en sicilio, puede dañar los equipos electrónicos y telefónicos, aunque viene bien para pulir joyas.