La democratización de la fotografía

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La creciente democratización de la fotografía: calidad V.S. inmediatez

La expansión de las cámaras compactas y digitales, la generalización del wifi y la constante mejora de las cámaras de los smartphones de última generación han provocado de forma casi irremediable la democratización de la fotografía. Hoy en día, con un teléfono móvil en la mano, cualquiera puede tomar una instantánea que hace apenas tres lustros estaba reservada únicamente a los fotoperiodistas. También cualquiera, a través de las cientos de aplicaciones con filtros y herramientas de retoque, puede realizar una foto de aquellas que consiguen un eco de admiración. Por el camino se ha perdido la calidad de los profesionales. A cambio, se ha ganado inmediatez.

Hace apenas un mes, por ejemplo, los atentados de París fueron un claro ejemplo de esta creciente democratización de la fotografía. Hace dos décadas, hubiésemos tenido en los medios las fotos de los reporteros gráficos. Nada más. Hoy, las páginas webs de los diarios digitales y los informativos de televisión seguían teniendo esas instantáneas de los fotoperiodistas, pero también se llenaron con fotografías y vídeos tomados por ciudadanos anónimos, testigos que móvil en mano captaron en directo lo que sucedía en las calles adyacentes a los lugares atacados. Inmediatez anónima y calidad profesional convivieron durante los atentados, mostrando muy claramente esta nueva dualidad presente en el mundo de la imagen.

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Un fenómeno parecido sucede en redes sociales como Instagram. Allí, las impresionantes creaciones de fotógrafos profesionales comparten escaparate con las instantáneas de amateurs que consiguen miles de likes por sus capturas y su manejo con los filtros. La democratización provocada por este tipo de redes es tan evidente que hoy en día es habitual ver como determinados museos habilitan exposiciones fotográficas cuyas imágenes han sido extraídas de Instagram. En ellas, ante los ojos del espectador se presentan fotografías tomadas por profesionales, pero también por ciudadanos que, sin serlo, se han ganado su trocito de gloria. En el Espacio Fundación Telefónica de Madrid, por ejemplo, desde hace tiempo hay instalada una exposición titulada Instagramers Gallery, en la que se muestras imágenes de la ciudad tomadas por los usuarios de la red social.

El coleccionismo también se democratiza

Como quedó patente en la última edición de París Photo, la mayor feria mundial de la fotografía, la democratización en el sector ya no afecta únicamente a la toma de instantáneas, sino que también se extienda a otros aspectos como el del coleccionismo. Así, y aunque según el informe Artprice, el precio medio de las instantáneas ha aumentado casi un 50% en los tres últimos lustros, la fotografía sigue siendo el arte más democrático y accesible para los ciudadanos, tanto a nivel económico como en términos de sensibilidad y comprensión.

Así, en la feria, más allá del selecto grupo de fotógrafos que cotizan cada una de sus obras por encima del millón de euros, los asistentes pudieron hacerse en propiedad con auténticas obras de arte de la historia de la fotografía por precios que oscilaban entre los 50 o los 3.000€ de las fotografías vintage del maestro francés Jacques Henri Lartigue.