Las redes sociales: una plataforma de visibilidad para los fotógrafos

Instagram

El boom de las redes sociales ha supuesto también el boom de la fotografía. Además de popularizarla aún más si cabe, y también de democratizarla, las redes sociales han supuesto un espaldarazo para pequeños artistas de la fotografía cuyos trabajos jamás hubiesen tenido la repercusión que han alcanzado hoy. La lástima es, por contra, lo efímero de esa popularidad. 

Popularización y democratización

La rápida y amplia difusión de los smartphones, cada vez dotados de cámaras más potentes (hasta el punto de haber conducido casi a la desaparición a las compactas), ha conllevado sin lugar a dudas la popularización de la fotografía, que hoy está al alcance de cualquiera que lleve un teléfono móvil en el bolsillo. Tanto es así que vivimos en un mundo de fotografías, como demuestra el hecho de que éstas circulen sin cesar por redes sociales, blogs y grupos de Whatsapp.

Esa popularización ha conllevado también cierta democratización. En primer lugar porque, como decimos, el 90% de las personas llevan una cámara a modo de móvil en el bolsillo. Y en segundo lugar porque redes sociales populares entre la población, como Instagram, han puesto en manos de los usuarios un conjunto de herramientas y filtros que han provocado que cualquiera, con un poco de buen ojo, pueda hacer fotografías que generen ‘Me gustas’ y la admiración de los seguidores.

Visibilidad a los verdaderos fotógrafos

Por suerte, esta democratización no ha llegado hasta el punto de que cualquiera pueda considerarse un fotógrafo profesional, sino que el propio público, con un ojo cada vez más entrenado para la imagen, es capaz de distinguir el trabajo de un aficionado del de un experto de la fotografía. Esto se demuestra en el hecho de que puntualmente salte a la palestra y capte la atención de los medios de comunicación el trabajo de fotógrafos que cuelgan sus fotos en redes sociales como Instagram y que, tras llamar la atención de una legión de seguidores, ve expuestas sus instantáneas en informativos de televisión y webs de revistas y periódicos.

Redes sociales como Instagram, con su apertura a un público masivo y su ilimitada capacidad de alcance, están suponiendo una plataforma de visibilidad enorme para pequeños profesionales y artesanos de la fotografía, gente que expone en ellas su trabajo y sus series fotográficas (muchas veces sin ambición ninguna) y que de repente son capaces de llegar con él a cualquier rincón del mundo, porque lo mágico de las redes sociales es que no conocen de fronteras.

No es extraño que muchos de esos desconocidos fotógrafos salten a la fama tras llegar sus imágenes a ojos de algún periodista. La lástima, como suele suceder en este mundo vertiginoso en el que vivimos, es que esa fama es efímera y tras unos días (con suerte, semanas) de mucho ruido, esos mismos fotógrafos suelen volver al anonimato. Acompañados, eso sí, por una legión de followers con la que jamás habían soñado.